Desde los seis meses, recibí tratamientos de acupuntura semanales hasta el final de mi adolescencia, gracias a la creencia de mi madre en los increíbles beneficios de la medicina china. Aunque quizá no recuerde las primeras sesiones, lo que me acompañó durante toda mi infancia fue una profunda sensación de equilibrio y bienestar. Al principio, experimenté un estilo suave y no invasivo conocido como Toyohari o acupuntura japonesa, que incluía técnicas como acupens y Gua Sha. No fue hasta los siete años que tuve mis primeras agujas de acupuntura tradicional, pero esos métodos fundamentales y suaves siguen inspirando las prácticas que ahora comparto en línea.

La creación de INVG Wellness también estuvo profundamente influenciada por mi experiencia cuidando a mi padre, quien luchó contra el cáncer desde mi infancia hasta los 16 años. Ser testigo de su lucha despertó en mí un profundo deseo de ayudar a otros a encontrar alivio y fortaleza en su camino hacia la salud. Sentirme impotente durante su enfermedad despertó en mí una determinación que más tarde moldearía mi carrera y el propósito de mi vida.